






Mi proceso se centró en transformar formas básicas (líneas, círculos, cuadrados) en un logotipo innovador y fluido, utilizando el rojo como color principal para evocar pasión y conexión con la cultura vasca. El resultado es una identidad visual versátil y contemporánea que equilibra tradición y modernidad, fortaleciendo la presencia de EIDE y abriendo nuevas oportunidades.

